Recorra la historia de los únicos jardines franceses de Dordogne. El arte de los jardines franceses culminó en el siglo XVII con la obra de André Le Nôtre para el castillo de Versalles, cuyo genio inspiró a las cortes de Europa durante mucho tiempo. Sobre este modelo se diseñaron los jardines del Hautefort en tiempos del marqués Jacques-François. Se caracterizan por el orden y la simetría típicos del estilo clásico, y las esculturas vegetales tradicionales (llamadas topiarias) recuerdan elementos de la arquitectura del castillo. En la actualidad, nuestros jardineros, que siguen aunando pasión y saber hacer, dan forma con maestría a estas 3 hectáreas de jardines formales, combinando los métodos tradicionales con una gestión racional del patrimonio paisajístico.

Heredados del siglo XVII, los jardines formales del Hautefort fueron objeto de una reforma completa en 1853 a petición del barón Maxence de Damas. Éste encargó al conde de Choulot la elaboración de un ambicioso plan que reflejaba su deseo de integrar el castillo, los jardines, el parque y el paisaje circundante en un conjunto coherente y valioso. La antigua explanada se acondicionó como jardín formal, con parterres de césped bordeados de parterres de flores. Al pie de la terraza del patio se creó otro parterre ordenado. La transformación de los jardines prosiguió en el siglo XX bajo el mandato del barón y la baronesa de Bastard.

Los jardines del Hautefort tienen una disposición atípica: encaramados en un espolón rocoso, ofrecen una vista impresionante del paisaje circundante, que dominan majestuosamente. Un panorama excepcional se abre sobre los verdes valles del Dordogne. Diseñado según la estética clásica, este jardín geométrico realza la majestuosidad del castillo y guía naturalmente la mirada hacia el horizonte. Desde el patio cuadrado, la vista se extiende sobre un paisaje ondulado de bosques, prados y una vista ininterrumpida de la Petite Cité de Caractère e Hautefort. Este marco encantador, mezcla de naturaleza y patrimonio, ilustra a la perfección la armonía entre arquitectura y medio ambiente. Los colores del paisaje cambian con cada estación, ofreciendo un espectáculo siempre cambiante. Lugar de inspiración y contemplación, la finca Hautefort le invita a sumergirse en la historia y la belleza del Périgord.

Hautefort son más de 3 hectáreas de parterres de boj salpicados de topiarios de formas sorprendentes, podados totalmente a mano dos veces al año. Esto supone más de 1.800 horas de trabajo al año. Más insólita es la pérgola plantada, un largo túnel de vegetación de casi 70 metros de largo donde refrescarse. La enorme espaldera de magnolias domina el parterre Hautefort, formado por 10.000 plantas de boj... 20 años es el tiempo que tardan en alcanzar una altura de 40 cm.

La Fundación château de Hautefort está firmemente comprometida con la preservación de los recursos naturales y lleva varios años aplicando una política de gestión sostenible de los espacios verdes. Por ejemplo, 100% de la poda del boj se realiza con tijeras manuales, y 30% la del tejo. Las plantas trituradas se utilizan para hacer mantillo, que reduce la evaporación y enriquece el suelo. También se presta especial atención a la gestión de los recursos hídricos. La especie de boj presente en Hautefort, "suffruticosa", se eligió en particular por su resistencia a los periodos de sequía.